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HECHOS 20:24

No me preocupa si tengo que morir. Lo que sí quiero es tener la satisfacción de haber anunciado la buena noticia del amor de Dios, así lo ordeno El Señor.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARE MI IGLESIA, ¿ES PEDRO?

¿PEDRO FUE PUESTO COMO EL FUNDAMENTO DE LA IGLESIA?


INTRODUCCIÓN

Si tu te has dado cuenta existen sobre la faz de la tierra infinidad de grupos que profesan la fe del Hijo de Dios, los unos con un nombre, los otros con un segundo y así sucesivamente; todos los grupos actuales pretenden formar parte del pueblo de Dios y todos se dicen decir pueblo de Dios, esta pretensión es muy buena, y antes de ser censurada, todo lo contrario, debe ser apoyada, ya que todos los humanos tenemos derecho a desear lo mejor para nuestra vida y buscar el reino de Dios pero es importante ahora abrirte los ojos y colocarte colirio de verdad con toda la ayuda de El Espiritu de Dios para comprender la realidad de tu doctrina.

En la actualidad existen cientos de congregaciones, con diferentes nombres, distintos fundadores, diferente doctrina, esta situación no concuerda con la obra de Jesucristo, que vino a formar UN SOLO CUERPO como dice Efesios 4:4, pero sin embargo tampoco es de creerse que en esta parte la Escritura no esté cumplida, si la Palabra de Dios haba de un cuerpo, es decir de una congregación, esta debe existir; ahora tampoco vamos a discutir cuál pueda ser esa congregación, lo que nos ocupará en este estudio, es cuál es el fundamento de esa Iglesia de Dios que Jesucristo vino a formar.

DESARROLLO DEL TEMA


Para entrar en materia de nuestro tema leamos en Mateo 16:18, “Mas yo también te digo, que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Esta fue una de las grandes declaraciones del Señor Jesucristo, ningún cristiano debe pasarla desapercibida porque en esto estriba la solidez del cristiano.

Este ha sido el pasaje máximo usado por la Iglesia romana para decir que Pedro fue puesto por fundamento de la Iglesia, esta declaración quiere decir mucho, pues si un hombre hubiese sido en realidad el fundamento de la Iglesia de Cristo, hace muchos años ya no existiría la Iglesia del Señor. Se hace necesario que analicemos este versículo tan pequeño, pero digno de ser meditado detenidamente.

El Señor Jesucristo dijo en este versículo 18 “Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Vamos a meditar en la última parte de esta frase “MI IGLESIA”. ¿Qué quería decir el Señor Jesucristo con MI IGLESIA?,

Pablo confirma esta declaración al decirnos así en Efesios 5:25 “Así como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. Para decir el Señor que era su Iglesia, es porque de antemano Él había realizado algo y era nada menos que entregarse por ella, quiere decir que la compró con su propia sangre, mucha razón tenía al decir MI IGLESIA. Ahora obsérvese bien, si la Iglesia era propiedad divina porque con su sangre la compró, ¿cuál sería el fundamento que EL MISMO CRISTO le dejaría?.

Volveremos a Mateo 16:18, dice así la parte del versículo que interesa a esta pregunta “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Cristo escogió una piedra para edificar sobre ella su Iglesia. ¿Qué clase de piedra sería? Tenía que ser desde luego una cosa especialísima, porque notemos el trabajo que se haría sobre ella, EDIFICAR. Razonemos que edificar significa construir, fabricar; esto es lo que Cristo haría sobre la piedra, construir, fabricar su Iglesia, luego entonces, la piedra que Él mencionaba sería el sostén de toda esa fabricación; si la piedra no estaba en condiciones suficientes todo el edificio vendría a tierra. El fundamento debería ser por lo tanto algo más fuerte que toda la Iglesia misma, algo en lo cual no hubiese falta para no derribar lo que tanto había costado a Cristo.
Volveremos a leer Mateo 16:18 “Mas yo también te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerían contra ella”. Repetiremos esta última parte del versículo que nos interesa “Y LAS PUERTAS DEL INFIERNO NO PREVALECERAN CONTRA ELLA”. Nótese la característica de la piedra, que las puertas del infierno, es decir del sepulcro no prevalecerán contra ella. Sabemos muy bien que infierno significa sepulcro, y en esta parte al decir que las puertas del infierno no prevalecerían sobre la piedra, entendemos que eran las puertas del sepulcro. Ahora bien debemos hacernos una pregunta ¿sobre quién no prevalecieron las puertas del sepulcro?, ¿quién ha sido el que muerto se incorporó para vida eterna? ¿fue Pedro o alguno de sus apóstoles?. En ninguna manera, todos los apóstoles han muerto y están esperando el momento de recibir el galardón, ¿quién es entonces el personaje que las puertas del sepulcro no dominaron sobre él?. Dejemos que sea la Sagrada Escritura la que nos aclare este punto, para ello leeremos en Apoc. 1:18 “Y el que vivo y he sido muerto, y he aquí que vivo por siglos de siglos, Amén, y tengo las llaves del infierno y de la muerto”.

El primero y único hasta aquí ha sido el Señor Jesucristo como lo dice Pablo en Colosenses 1:18 “Y Él es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia; Él que es el principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado”. Así lo expresó delante del Rey Agripa, según Hechos 26:23 “Que Cristo había de padecer y ser el primero de la resurrección de los muertos”.
Siendo pues Jesucristo el único que ha resucitado en gloria, el único a quien no le ha dominado el sepulcro, Él es entonces la piedra a la cual se refiere Mateo 16:18. El apóstol Pablo aunque no escuchó aquellas palabras dichas por el divino Maestro comprendió perfectamente bien que Jesucristo era el fundamento como lo hizo saber a los Corintios en 1ª. Corintios 3:11 “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo”.

Quizá ante esto puede ser que surja la pregunta, bueno, y ¿cómo es que siendo cabeza es también fundamento?. Esto no es nada raro en la bendita persona del Maestro porque Él mismo en Apoc. se declaró como EL PRIMERO Y EL POSTRERO, en otras palabras como EL FUNDAMENTO Y COMO LA CABEZA, según Apoc. 2:87.

La Iglesia que el Señor fundó tiene una estructura maravillosa porque Cristo es el fundamento de ella y es la cabeza, el que la dirige, el que la encauza por medio de su santa doctrina, y ante todo el que la sostiene, sobre Él descansa la esperanza, la confianza de todos los cristianos, porque Él murió y resucitó, Él venció al infierno.
La pretensión del romanismo es desechada por la Palabra de Dios, a través del mismo Pedro, en su primer epístola capítulo 2 y versículos 5 al 8 “Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa: y el que creyere en ella no será confundido. Ella es pues honor a vosotros que creéis,

más para los desobedientes, la piedra que los edificadores reprobaron esta fue hecha la cabeza del ángulo”.

Pedro se refiere aquí a una piedra principal. Preguntamos
¿cuál es la piedra principal?, sería Pedro, o Pablo, o Juan. No, ninguno de los apóstoles llegaron a constituirse en la PIEDRA PRINCIPAL, ya que esta PIEDRA PRINCIPAL NO ERA OTRO QUE EL MISMO SEÑOR JESUCRISTO.

Para confirmar que así es, seguiremos leyendo 1ª. Pedro
2:6 “Escogida y preciosa, y el que creyere en ELLA no será

confundido, ¿y en quién vamos a creer para no ser confundidos?, ¿en Pedro?, ¿o Jacobo?, NO, sino en Cristo Jesús, en Él debemos creer para no ser confundidos. Debemos observar también que Pedro le llama a esa piedra “Escogida y Preciosa”, estos términos son exclusivos del Señor Jesucristo, Él fue el escogido para llevar a cabo la obra redentora y fue escogido a la vez para ser CABEZA DEL ÁNGULO.

Con esta declaración Pedro confirma que Cristo es la cabeza del fundamento de la Iglesia, es esta parte el apóstol Pedro se ignoró, es decir no mencionó a su persona, antes que él estaba otro que era digno, y a este personaje es al que Pedro se refiere, como cabeza del ángulo.
Leamos Efesios 2:20 “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”.

Este pasaje es clarísimo para encontrar la diferencia entre la piedra principal que tenía el carácter divino y la parte humana del fundamento, formada no sólo por Pedro, sino por los apóstoles, por todos ellos, no solo por uno, sino por los doce que llamó el Señor, excluyendo a Judas quien fue substituido por Matías según Hechos 1:26. Para el apóstol Pablo la parte humana del fundamento de la Iglesia no era solo Pedro, eran los doce apóstoles quienes fueron testigos de las obras maravillosas realizadas
por el Señor Jesucristo.

De cierto os digo que todo lo que ligares en la tierra será ligado en el cielo, y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo”. Obsérvese que las mismas palabras que le fueron dichas a pedro las mismas se las repiten a los doce apóstoles, con excepción de las llaves del reino, cuya cualidad explicaremos más adelante.

Ahora bien, ¿por qué razón a todos los apóstoles les fueron dichas las mismas palabras?, es muy sencilla la respuesta, porque los doce recibieron del Espíritu Santo, según dice Juan 14:16 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro consolador para que esté con vosotros para siempre...”.
Pablo cuando describe las autoridades de la Iglesia, ignoró totalmente la autoridad personal de Pedro o de un hombre que se constituyera en la autoridad suprema de la Iglesia, para comprobar esto leeremos Efesios 4:11 “Y él mismo dio unos, ciertamente apóstoles, y otros profetas, y otros evangelistas y otros pastores y doctores, y agrega el versículo 12 Para perfección de los santos, para la obra del ministerio”.

Si en verdad Pedro hubiese tenido el carácter que hoy le da la Iglesia Romana al papado, no se hubiera expresado de esta manera, hubiese dejado sentir su autoridad, sin embargo no lo hizo así, como siempre humilde y sencillo reconoce que él era igual que los otros ancianos.

Otra de las partes que nos demuestra categóricamente que no era el dirigente máximo de la Iglesia es la que nos describe Pablo en Gálatas 2:11-14 “Empero viniendo Pedro a Antioquia, le resistí en la cara; porque era de condenar”. Notemos cómo se expresa Pablo de Pedro en esta parte, dice que le resistió en la cara porque era de condenar; el apóstol Pablo que era muy entendido en los negocios del Señor jamás hubiera actuado de esta manera si Pedro hubiese sido la suprema autoridad, pero Pablo jamás vio
en Pedro algo así como un papa, o un vicario de Cristo, él veía en Pedro un coadjutor, un compañero en la predicación, uno de los doce apóstoles a quien ciertamente

reconocía autoridad, pero no suprema como se ha enseñado a la iglesia romana.

El apóstol Pablo sabía muy bien que a pesar de ser los doce apóstoles autoridades de la Iglesia eran humanos y como tales podían incurrir en ciertos errores, como cayó Pedro aquí en este error.

Con esto comprobamos que ni al mismo Pedro podríamos llamarle infalible, mucho menos al obispo de Roma. De manera que en esta parte el apóstol Pablo en Antioquia reprendió a Pedro de cierto error en el cual había incurrido
como claramente lo traduce la versión católica de Bover y Cantera: “Más cuando vino Cefas a Antioquia, abiertamente me le opuse porque era culpable.” Ciertamente el error de Pedro no fue un pecado de muerte, o un asunto de gran magnitud como en seguida lo
entenderemos, pero lo importante para nosotros en esta parte es que la forma en que Pablo procedió no fue ante lo que puede llamársele autoridad máxima.

Seguiremos leyendo los versículos siguientes para comprender en qué consistió el error de Pedro, dice el versículo 12 “Porque antes que viniesen unos de parte de Jacob, comía con los gentiles; mas después que vinieron se retraía y apartaba teniendo miedo de los que eran de la circuncisión. Y a su disimulación consentían también los otros judíos, de tal manera que aún Bernabé fue también llevado de ellos en su simulación. Más cuando vi que no andaba derechamente conforme a la verdad del evangelio dije a Pedro delante de todos, si tú, siendo judío vives como los gentiles y no como judío ¿Porqué constriñes a los gentiles a judaizar?.

Debemos observar que Pedro no respondió aceptó la culpa, entendió que había cometido un error, que había actuado mal y que debía enmendar su error. Y efectivamente así lo hizo, porque Pedro nunca se creyó infalible.

Además el mismo Pablo ya había declarado: “Sea Dios verdadero mas todo hombre mentiroso”. Pedro ciertamente fue uno de los mejores apóstoles en sus actuaciones, pero esto no debe confundirnos como para pensar que Pedro fue el Vicario de Cristo sobre la tierra.
Ciertamente él destacó entre los doce apóstoles por su abnegación, por su amor, por su carácter a la obra del evangelio, y esa actitud le hizo digno de que él recibiera las llaves del reino de los cielos, como está escrito en Mateo 16:19 “Y a ti daré las llaves del reino de los cielos”.

Alguien al leer este pasaje piensa que Pedro tiene las llaves de las puertas en el cielo, pero no se trata aquí de las llaves de la expansión de la gloria en donde habita el Divino. Esto significa otra cosa muy distinta que debemos entender, para no atribuirle a Pedro cosas que el no está desempeñando.

Leeremos primeramente Mateo 16:19, donde el Maestro dijo estas palabras “Y a ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos, y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”.

Fijémonos bien que el Señor no le ofreció las llaves del cielo, Cristo ofreció a Pedro las llaves DEL REINO DE LOS CIELOS, así lo dice también la versión católica de Bover y Cantera. Siendo así, el primer punto que necesitamos
comprender es a qué se refirió Cristo cuando dijo: EL REINO DE LOS CIELOS.

Este término fue muy usado por el Señor Jesucristo, pero nunca para referirse a la expansión de la gloria, usó ese término para referirse al Evangelio, en Mateo 13 leemos repetidas veces esa expresión en algunas parábolas expuestas por el Maestro.

Leeremos el principio de algunas de ellas para comprender el sentido que el Maestro le daba a ese término, por ejemplo el versículo 31 “Otra parábola les propuso diciendo El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza; que tomándolo alguno, lo sembró en el campo.

El versículo 33 dice: “El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó leudo”.

Agrega el versículo 44 “Además el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo...”,
 el versículo
45 dice: “También el reino de los cielos es semejante al hombre tratante que busca buenas perlas”, 
y el versículo
47 dice “Asimismo el reino de los cielos es semejante a la red, que echada en la mar, coge toda suerte de peces”.

Por estos versículos y muchos otros más que pueden citarse entendemos que el término EL REINO DE LOS CIELOS se refiere al evangelio del Señor Jesucristo.

Jesucristo vino a establecer el fundamento de la predicación, por esto dice en Mateo 4:23 que Jesucristo vino predicando el evangelio del reino, pero en virtud que su obra máxima era morir en la cruz, su predicación fue parcial, se dedicó exclusivamente a Palestina, por lo tanto era necesario que esa predicación se anunciara a todas las gentes y alguien debería iniciarla. ¿Quién fue el que la inició? ESTE FUE EL APÓSTOL PEDRO, ¿por qué razón?, porque a él se le dieron las llaves del reino de los cielos, es decir las llaves de la predicación.

Al apóstol Pedro se le dieron dos llaves, es decir dos derechos para abrir dos puertas, la puerta de la predicación al judío y la puerta de la predicación al gentil.

Leeremos algunos pasajes para comprobar que así es: la primera predicación para el pueblo judío después de resucitado el Señor Jesucristo la hizo el apóstol Pedro según el libro de los Hechos 2:14 “Entonces Pedro poniéndose en pie con los once, alzó su voz y hablóles diciendo: Varones Judíos, y todos los que habitáis en Jerusalem, esto os sea notorio y oíd mis palabras”.

A partir de esta exposición las predicaciones para el pueblo judío fueron abiertas, ahora se predicaría lo que nunca se había predicado en el mundo “QUE CRISTO HABÍA MUERTE POR NUESTROS PECADOS Y QUE HABÍA RESUCITADO PARA INTERCEDER POR LOS
PECADORES”.

Nunca antes los judíos habían escuchado tal predicación, fue Pedro el elegido para iniciarla, fue aquí donde usó la primera llave, y con esta predicación dejó abierta la puerta para la salvación al pueblo judío, a través de la cual este pueblo sería ligado a la Iglesia que venía a formar el Señor Jesucristo, y por lo tanto al ser ligados a la Iglesia, a los lavados con la sangre del Cordero de Dios, sería ligados también en el cielo en el libro de la vida.

La segunda llave que usó fue para abrir la puerta de la predicación para el pueblo gentil, como él mismo lo confesó en el libro de Hechos 15:7 “Y habiendo grande contienda, levantándose Pedro, les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis como ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen”.

Es muy claro el apóstol Pedro para revelar cómo fue escogido él para abrir la predicación del evangelio al gentil, notemos bien las palabras del apóstol dice así: “YA HACE ALGÚN TIEMPO QUE DIOS ESCOGIÓ QUE LOS GENTILES POR MI BOCA OYESEN EL EVANGELIO”. Aquí Pedro estaba hablando en el año 51 y él mismo dice que hacía tiempo que Dios lo había escogido para que los gentiles oyeran el evangelio por su boca, preguntamos
¿cuándo fue escogido?, fue escogido cuando el mismo Cristo le dijo “a ti daré las llaves del reino de los cielos”, desde ese momento fue escogido para abrir la puerta de la predicación a los gentiles y efectivamente así sucedió cuando él anunció el evangelio a Cornelio, según el libro de los Hechos en su capítulo 10. Ningún otro apóstol tuvo
la visión que recibió Pedro, fue necesario que Pedro recibiera la visión de los animales inmundos para que comprendiera que los gentiles también participarían de la predicación de la gracia de Dios.

Todo esto es una gran verdad, pero no obstante nada de esto llegó a constituir a Pedro como máxima autoridad, ni él lo comprendió así, pues en el Concilio de Jerusalem según Hechos capítulo 15, le vemos opinar como cualquier otro de los apóstoles, y quién dio la opinión definitiva no fue él sino Jacobo según Hechos 15:13-20.

La opinión de Jacobo fue la base para determinar el acuerdo en ese Concilio sobre no circuncidar a los gentiles; si Pedro hubiese sido la máxima autoridad, él hubiera determinado con una orden y nada más; pero según

Hechos 15, fueron todos los hermanos reunidos los que determinaron la última decisión.

El documento principiaba con las siguientes palabras: “Los apóstoles, y los ancianos, y los hermanos, a los hermanos de los gentiles que están en Antioquia, y en Siria, y en Cilicia, salud...”.
Nótese que no fue Pedro el que encabezó el escrito, ni ninguno de los apóstoles, fueron los doce los que encabezaron como la autoridad de la Iglesia. Y esto fue muchos años después, más o menos 20 años después de las Palabras de Cristo.

De manera que las palabras de Cristo para Pedro no fueron entendidas por los apóstoles como que Pedro quedaría como autoridad entre ellos.

Siguiendo nuestro tema aclararemos otra de las partes que es usada por el romanismo para decir que Pedro fue constituido en la autoridad suprema de la Iglesia.

Esta parte es la que está escrita en Juan 21:15-17 “Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?. Respóndele: Sí Señor, tú sabes que te amo. Dícele: apacienta mis ovejas. Dícele la tercer vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?, y dícele Señor, tu sabes todas las cosas; tú sabes que te amo. Dícele Jesús: apacienta mis ovejas.

Ante esta porción bíblica la iglesia romana interpreta que Jesucristo esta dejando en manos de Pedro el rebaño, que

lo estaba nombrando como Pastor Vicario, que con esta imagen el Señor Jesucristo confería a Pedro la autoridad suprema sobre todo su rebaño, el primado de jurisdicción sobre toda la Iglesia; y agrega la iglesia romana al respecto “Que como esta autoridad se confiere a Pedro no para su honor personal, sino para el bien del rebaño, cuando Pedro muera, otro sucederá que recoja su herencia primacial, que

gobierne el rebaño de Cristo como pastor soberano. Y el heredero de Pedro, por disposición de Cristo, es el obispo de Roma”.

Para comprobar este dicho de la iglesia romana vea la nota puesta al pie de la página 1769 de la Biblia versión católica de Bover y Cantera en su aclaración del capítulo
21 de Juan.

Como podrá verse la nota aclaratoria que da la iglesia romana es fuera de toda base bíblica, pues ellos aseguran que por estas palabras dichas a Pedro se le constituyó en máxima autoridad de la iglesia, y se equivocan aún más cuando dicen que al morir Pedro, otro debería sucederle y que por disposición de Cristo el heredero de esa autoridad es el obispo de Roma.

Si preguntamos a la teología romana en dónde está la base bíblica para asegurar que Pedro tendría sucesor, no nos podrán citar jamás un solo versículo y mucho menos comprobarán que el sucesor de Pedro debería ser el Obispo de Roma, esto es una atrevida osadía, es tratar de establecer algo que jamás apoyará la Sagrada Escritura.
La lectura que hemos tenido en Juan 21:15-17 nada dice
respecto a que Pedro sería autoridad suprema, simplemente Jesucristo estaba confirmando la misma misión que con anterioridad le había concedido.
Ya explicamos en qué consistió el haber recibido las llaves del reino de los cielos, no era otra cosa, sino recibir el derecho de abrir la puerta de la predicación a los Israelitas primeramente, y luego a los gentiles. Esta parte de Juan confirma este deber y explica aún más detalladamente la misión, como enseguida lo comprenderemos.

Esta porción describe una conversación entre el Señor Jesucristo y Pedro, el Divino Maestro hizo tres interrogaciones a Pedro, ¿me amas?, el Señor sabía muy bien que Pedro le amaba, y según las manifestaciones de Pedro durante los tres años de ministerio demostró más amor que los demás apóstoles, el Señor estaba enterado de su amor, su decisión, su carácter, fueron pruebas evidentes del cariño que sentía por su Maestro.
Las tres negaciones no fueron en sí manifestaciones de poco amor, más bien la presencia de Pedro en el patio del Pontífice revelaban el profundo amor por su Maestro, las negaciones fueron cosas inesperadas de él mismo, contestaciones no premeditadas, producto de su estado nervioso.

Muchas de las veces se ha pensado por las negaciones de Pedro que este no sentía amor por su Maestro, pero es todo lo contrario, porque solamente Pedro le siguió juntamente con Juan hasta el último momento.

Todas estas manifestaciones de amor demostradas por Pedro a su Señor le hicieron digno de recibir de parte del Maestro esta comisión. Apacentar los corderos, apacentar las ovejas, y apacentar las ovejas; la versión de Félix Torres Amat traduce, apacentar los corderos, apacentar los corderos, y por último las ovejas, dos veces menciona corderos y una vez ovejas.

Aquí le vemos a Pedro un triple trabajo, a pesar de ser triple está completamente de acuerdo con la comisión que le dio el Maestro en Mateo 16 de darle las llaves del reino.

Ya entendimos que las dos llaves significaron la autorización que recibió para abrir la puerta al judío y al gentil. Pues bien, cuando el Maestro dijo a Pedro en Juan
21 que apacentar primeramente a los corderos, esta comisión se refería a la primera labor que tendría que
desempeñar de anunciarles el evangelio a los israelitas, él fue el primero en anunciarles el evangelio a estos corderos de la dehesa del Señor.
Desde el capítulo 2 del libro deHechos hasta el capítulo
10 el apóstol Pedro predicó exclusivamente a los Israelitas, aproximadamente 10 años el apóstol se dedicó a pastorear a los corderos de Israel. Pero es necesario aclarar que no fue solamente él quien les predicara, también los demás apóstoles lo hicieron, más no
olvidemos que Pedro fue el que inició esta predicación
por voluntad del Señor.

Por segunda vez el Maestro dijo a Pedro: apacienta mis ovejas. Esto se refería a la iniciación del pastoreo que tendrían los gentiles por medio del Evangelio. Recordemos que Jesucristo había dicho en Juan 10:16 “También tengo otras ovejas que no son de este redil”, estas ovejas eran los gentiles a quienes también convenía pastorear y Pedro fue el primero en iniciar este pastoreo, según Hechos 10 como ya hemos citado. Los gentiles sintieron el pastoreo de la Palabra de Dios primeramente en boca del apóstol Pedro, pero este pastoreo duró hasta que Pablo inició la predicación a los gentiles.

Recordemos que en Hechos 9 Pablo fue convertido por el mismo Señor, anunciándole que sería luz a las gentes, sin embargo Pablo no predicó a los gentiles inmediatamente cuando inició su predicación a los gentiles, según Hechos
13:46, más o menos por el año 45; quiere decir que del año 41 al 45 fue Pedro el que representó el pastoreo de las ovejas gentiles, posteriormente el apóstol Pablo fue consagrado exclusivamente al apostolado de los gentiles como él mismo lo confiesa en Romanos 11:13.

Y por tercera vez el Maestro dijo a Pedro apacienta mis ovejas, esta tercera vez se refería a que Pedro después de abrir la predicación a los gentiles, volvería nuevamente a los Israelitas, pues Pablo tomó el apostolado del gentilismo y Pedro volvió al apostolado de la circuncisión como claramente lo dice en Gálatas 2:8-9 “Porque el que hizo por Pedro para el apostolado de la circuncisión, hizo también por mí para con los gentiles. Y como vieron la gracia que me era dada, Jacobo y Cefas y Juan que parecían ser las columnas, nos dieron las diestras de compañía a mí y a Bernabé, para que nosotros fuésemos a los gentiles y ellos a la circuncisión...”.

Notemos cómo Pedro fue en sí consagrado al apostolado de la circuncisión, de manera que él inició la predicación a los Judíos, seguidamente a los gentiles y vuelve a dedicarse a la predicación del Evangelio al pueblo judío. Por esto el Señor le indicó la tercera vez: apacienta mis ovejas, las que realmente le correspondería pastorear. Pero nótese que no era él solamente, sino también Jacobo y Juan.

De manera que la porción de Juan 21 no está dando ninguna evidencia que Pedro poseyera máxima autoridad, él fue como cualquiera de los apóstoles, desempeñando sus funciones como también los otros

SIGAMOS pidiendole sabiduria al nuestro creador para entender bien las Sagradas Escrituras no leerla si no como el mando a escudriñarlas y El todo poderoso nos de su bendicion para seguir firmes en la fe y en la Iglesia de Dios que es Columna y apoyo de la verdad

Que el señor haya aclarado y bendecido su palabra en tu Corazon y puedas predicar este tema si eres ministro, obrero sin distincios de puestos y dones anuncia tu, el evangelio.

Paz a Vos, paz hermano, paz hermana Dios te bendiga amada Iglesia

Defendiendo La Sana Doctrina
Iglesia de Dios
Columna y apoyo de la Verdad.

Formando Lideres con Valores, Gamaliel Estrada/2016

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